19 de agosto de 2014

Aria.

La paz del bosque había sido perturbada, la quietud había desaparecido y la luna intentaba arrojar su luz plateada hacía los culpables. Resultaba difícil no percibir ese silencio impropio del bosque, intranquilo, lleno de tensión; sombras moviéndose, escurridizas, rápidas y tan ágiles que parecen efecto de la imaginación de uno mismo, sin embargo están allí. Débilmente se oye una respiración agitada y temerosa, sus movimientos son sombras casi imperceptibles, sin embargo para ojos expertos no hay duda de que hay alguien intentando escapar de una muerte segura.
Los árboles pasan con velocidad a los lados, vertiginosamente van apareciendo ramas por doquier que dificultan la huida. Mira de vez en cuando atrás, viendo si sus asesinos están cada vez mas cerca de lograr su objetivo y en efecto parece que están a punto de atraparle, pero hacen algo inesperado; miran horrorizados hacia el frente y desaparecen, al no entender aquello sigue la mirada de sus persecutores y lo que ve le deja sin aliento, se para en seco gira sobre sus talones y empieza de nuevo la huida. Se oía el aullido de los lobos, sin embargo había uno que se oía por encima de todos los demás, sediento de sangre y la niña que lo montaba sonreía diabólicamente, divertida.
- No puedes esconderte por mucho tiempo Aria- la voz de aquella niña resonaba por el bosque, era como si esa vocecita infantil se metiera en su conciencia, reía maliciosamente- ¡Corre! ¡Corre! ¿Conoces a mi amigo Zerox?
Se gira para ver donde se encuentra el enemigo y el enorme lobo le sonríe mostrando los dientes, da un respingo y corre mas rápido, mas se queda sin energías poco a poco y su cuerpo le pide a gritos un descanso. De repente oye algo que pasa silbando muy cerca de su oreja, mira en la dirección del sonido y ve una flecha, otro silbido cerca, muy cerca; cambia el rumbo de su huida y chasquea la lengua con evidente contrariedad.
- Oh! ¿has visto a mis nuevos amigos?- dice divertida esa irritante voz infantil- Les he prometido no matarlos si me ayudan y ellos tan amablemente han accedido a mi petición.
Aria intenta buscar una forma de escapar, una salida... tal vez un milagro. Se refugia detrás de un gran árbol, este le protege de la lluvia de flechas, cierra los ojos y respira profundamente, su corazón va a mil por hora y no puede evitar jadear. Agradece encontrarse en el bosque encantado, de ser en otro bosque la hubieran matado mas rápidamente, "Aquí la magia esta prohibida" piensa con alivio.
- ¿Zerox puedes rastrear a nuestra amiga?- dice la niña mirando al enorme lobo feroz al que monta con fingida inocencia
Este asiente y escudriña, primeramente, con sus ojos aquel bosque extraño y luego olfatea el aire en busca de su presa. La noche ayudaba a camuflarse con la oscuridad, su pelaje negro era de lo mas útil en esta ocasión. Aquellos ojos amarillos poseían una inteligencia genuina, impropia de un animal, resultaba cautivador y a la vez aterrador aquel ser tan... sobrenatural.
Aria mira desesperadamente a los lados buscando una solución, se propone correr otra vez cuando asustada se encuentra mirando unos ojos amarillos que están delante de ella. Da un respingo y sostiene la mirada de aquel ser que aulla para avisar a su ama, sin otra opción decide utilizar aquello para poder escapar y conseguir un nuevo portador, no sabía si daría con el adecuado, pero no disponía de tiempo para pensar demasiado en ello.
Levanta la mirada el cielo estrellado y la luna observando todo aquel escenario. Empieza a decir las palabras y el lobo le dedica una sonrisa lobuna, llena de amenazas; a ella le da igual, esta concentrada en sus palabras, tanta es la concentración que tenía que no oyó llegar a la niña. Aria seguía susurrando aquellas palabras y mientras la niña con ojos peligrosos asentía al enorme lobo, el cual levanto una de sus gigantescas patas, sacando las zarpas hacía su víctima que seguía susurrando palabras. El lobo le ladra y contrariado al no ver la expresión de horror en su rostro le asesta un zarpazo, satisfecho se lame las patas llenas de sangre. Se dispone a marcharse con su ama, pero oyen una voz susurrando; atónitos miran a Aria y ven que aun sigue con vida, tosiendo sangre y susurrando palabras intendibles. Aria mira a sus asesinos sonriendo y  exclama en voz alta:
- ¡Escucha esta última plegaria!.
-No va a funcinar querida Aria- dice con voz ronca el lobo feroz- Aquí la magia es inútil.
-Zerox aléjate de ella- dice la niña pequeña, sonríe- no es magia, es una oración, ahora está protegida. Bueno- exclama sonriendo-... Aria, que disfrutes de tu corta vida.
Señor y siervo se retiran dejando a Aria medio muerta, esta respira con dificultad, cierra los ojos y susurra:
-Disfrutar de mi corta vida...- y sonríe con un brillo peligroso en los ojos.

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