La paz del bosque había sido perturbada, la quietud había
desaparecido y la luna intentaba arrojar su luz plateada hacía los
culpables. Resultaba difícil no percibir ese silencio impropio del
bosque, intranquilo, lleno de tensión; sombras moviéndose,
escurridizas, rápidas y tan ágiles que parecen efecto de la
imaginación de uno mismo, sin embargo están allí. Débilmente se
oye una respiración agitada y temerosa, sus movimientos son sombras
casi imperceptibles, sin embargo para ojos expertos no hay duda de
que hay alguien intentando escapar de una muerte segura.
Los árboles pasan con velocidad a los lados, vertiginosamente van
apareciendo ramas por doquier que dificultan la huida. Mira de vez en
cuando atrás, viendo si sus asesinos están cada vez mas cerca de
lograr su objetivo y en efecto parece que están a punto de
atraparle, pero hacen algo inesperado; miran horrorizados hacia el
frente y desaparecen, al no entender aquello sigue la mirada de sus
persecutores y lo que ve le deja sin aliento, se para en seco gira
sobre sus talones y empieza de nuevo la huida. Se oía el aullido de
los lobos, sin embargo había uno que se oía por encima de todos los
demás, sediento de sangre y la niña que lo montaba sonreía
diabólicamente, divertida.
- No puedes esconderte por mucho tiempo Aria- la voz de aquella
niña resonaba por el bosque, era como si esa vocecita infantil se
metiera en su conciencia, reía maliciosamente- ¡Corre! ¡Corre!
¿Conoces a mi amigo Zerox?
Se gira para ver donde se encuentra el enemigo y el enorme lobo le
sonríe mostrando los dientes, da un respingo y corre mas rápido,
mas se queda sin energías poco a poco y su cuerpo le pide a gritos
un descanso. De repente oye algo que pasa silbando muy cerca de su
oreja, mira en la dirección del sonido y ve una flecha, otro silbido
cerca, muy cerca; cambia el rumbo de su huida y chasquea la lengua
con evidente contrariedad.
- Oh! ¿has visto a mis nuevos amigos?- dice divertida esa
irritante voz infantil- Les he prometido no matarlos si me ayudan y
ellos tan amablemente han accedido a mi petición.
Aria intenta buscar una forma de escapar, una salida... tal vez un
milagro. Se refugia detrás de un gran árbol, este le protege de la
lluvia de flechas, cierra los ojos y respira profundamente, su
corazón va a mil por hora y no puede evitar jadear. Agradece
encontrarse en el bosque encantado, de ser en otro bosque la hubieran
matado mas rápidamente, "Aquí la magia esta prohibida"
piensa con alivio.
- ¿Zerox puedes rastrear a nuestra amiga?- dice la niña mirando
al enorme lobo feroz al que monta con fingida inocencia
Este asiente y escudriña, primeramente, con sus ojos aquel bosque
extraño y luego olfatea el aire en busca de su presa. La noche
ayudaba a camuflarse con la oscuridad, su pelaje negro era de lo mas
útil en esta ocasión. Aquellos ojos amarillos poseían una
inteligencia genuina, impropia de un animal, resultaba cautivador y a
la vez aterrador aquel ser tan... sobrenatural.
Aria mira desesperadamente a los lados buscando una solución, se
propone correr otra vez cuando asustada se encuentra mirando unos
ojos amarillos que están delante de ella. Da un respingo y sostiene
la mirada de aquel ser que aulla para avisar a su ama, sin otra
opción decide utilizar aquello para poder escapar y conseguir un
nuevo portador, no sabía si daría con el adecuado, pero no disponía
de tiempo para pensar demasiado en ello.
Levanta la mirada el cielo estrellado y la luna observando todo
aquel escenario. Empieza a decir las palabras y el lobo le dedica una
sonrisa lobuna, llena de amenazas; a ella le da igual, esta
concentrada en sus palabras, tanta es la concentración que tenía
que no oyó llegar a la niña. Aria seguía susurrando aquellas
palabras y mientras la niña con ojos peligrosos asentía al enorme
lobo, el cual levanto una de sus gigantescas patas, sacando las
zarpas hacía su víctima que seguía susurrando palabras. El lobo le
ladra y contrariado al no ver la expresión de horror en su rostro le
asesta un zarpazo, satisfecho se lame las patas llenas de sangre. Se
dispone a marcharse con su ama, pero oyen una voz susurrando;
atónitos miran a Aria y ven que aun sigue con vida, tosiendo sangre
y susurrando palabras intendibles. Aria mira a sus asesinos sonriendo
y exclama en voz alta:
- ¡Escucha esta última plegaria!.
-No va a funcinar querida Aria- dice con voz ronca el lobo feroz-
Aquí la magia es inútil.
-Zerox aléjate de ella- dice la niña pequeña, sonríe- no es
magia, es una oración, ahora está protegida. Bueno- exclama
sonriendo-... Aria, que disfrutes de tu corta vida.
Señor y siervo se retiran dejando a Aria medio muerta, esta
respira con dificultad, cierra los ojos y susurra:
-Disfrutar de mi corta vida...- y sonríe con un brillo peligroso
en los ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario